¿Por qué comemos turrón en Navidad?

Se acerca la Navidad y con ella una de las costumbres más arraigadas en todos los hogares: comer turrón. Aunque es un producto que hoy se puede encontrar en cualquier época del año, lo cierto es que la mayoría de las personas lo asocian con las fechas navideñas. Una evidencia cultural que nos lleva a preguntarnos por qué comemos turrón en Navidad.

Hay diferentes razones que pueden explicar esta tradición. Desde Delaviuda queremos explicaros las razones culturales, históricas y estacionales que nos llevan a comer turrón en Navidad. ¡Seguro que os sorprenden!

 

Razones históricas

 

Los ingredientes tradicionales con los que se ha elaborado siempre el turrón son los frutos secos (avellana o almendra), y la miel. Estos productos, que eran la base de su fabricación, no eran fáciles de conseguir en épocas pasadas. Por lo tanto, no eran baratos y encarecían mucho la fabricación del turrón, a la que había que añadir los costes de producción de los maestros turroneros.

El turrón era considerado un lujo solo al alcance de unos pocos, y se consumía solo en ocasiones especiales. Se da la circunstancia de que, durante siglos, la Iglesia ha tenido un gran poder en la sociedad civil. Todo estaba bajo el control religioso y marcado por el calendario cristiano. Una de las fiestas religiosas más importantes en España era la Navidad, por ser el nacimiento de Cristo. Por tanto, era una ocasión inmejorable para, quien pudiera permitírselo, la celebrara con productos exclusivos como el turrón.

Como curiosidad, ha habido épocas en las que algunos negocios dividían la paga navideña destinada a los empleados en dinero en metálico y una arroba de turrones, un producto de lujo para las clases menos pudientes.

 

Razones culturales

 

Se cree que el turrón tiene origen en Al-Ándalus, ya que los árabes eran muy aficionados al consumo de ingredientes como la miel y la almendra. De hecho, hoy también se pueden encontrar en gran parte de los deliciosos pastelitos que forman parte de su gastronomía.

Una vez que el consumo del turrón se extendió por la Península, la localidad de Jijona, antiguamente conocida como Vila de Sexena, se alzó como una de las grandes productoras de turrón. De hecho, el nombre del producto proviene del tueste natural de los frutos secos y la miel directamente en el fuego. De ahí el nombre de “torrat” que posteriormente derivó en “turrón”.

Por otro lado, y teniendo en cuenta que los principales ingredientes del turrón son los frutos secos, éste se fabricaba cuando la almendra o la avellana estaban en perfectas condiciones para ser utilizados, y esto solo ocurre durante una ventana temporal: el otoño, lo que enlaza los motivos culturales con los estacionales.

 

Razones naturales

 

Hoy en día podemos encontrar turrones en cualquier época del año. Existen establecimientos especializados que los venden de forma continuada y otras muchas personas lo compran de manera online gracias a Internet. De hecho, es uno de los suvenires más demandados por los turistas extranjeros que vienen a España y los nacionales que acuden a alguna de las ciudades con más producción, como Jijona o Alicante.

Sin embargo, antiguamente el acceso al turrón no era tan fácil como lo es ahora, ya que su fabricación dependía de los ciclos naturales de maduración de los árboles. Al ser la almendra su principal ingrediente, había que esperar hasta el final del verano o principio del otoño, cuando la materia prima estaba lista para ser recogida y podía comenzar la elaboración artesanal del turrón.

A ello hay que añadirle que los trabajos en el campo presentaban menos actividad en esta época del año, por lo que había más tiempo en la elaboración del dulce. Muchos de los maestros artesanos turroneros eran, a su vez, hortelanos o agricultores, y compaginaban esta labor artesana con sus quehaceres agrícolas.

Después del verano llegaba una época de inactividad en el campo, por lo que el último trimestre del año era el momento ideal para dedicarse a la repostería y ganar un dinero extra, lo que nos lleva a la Navidad como fecha culmen en la que la producción del turrón estaba ya lista para ser consumida. ¡Nada mejor que disfrutarlo en una de las fechas más señaladas del año!

 

Desestacionalización de producto

 

Hoy, como ya hemos comentado, el consumo del turrón se ha desestacionalizado. No hay ningún motivo para limitar la delicia que supone comer este producto a solo una época del año. De hecho, el helado con sabor a turrón lo consumimos durante todo el año, y especialmente en verano, y uno de los motivos es porque añoramos su sabor.

Aun así, la Navidad es la época del año preferida para hacer acopio de uno de nuestros dulces favoritos. Durante los últimos meses del año, las empresas fabricantes de turrón redoblan esfuerzos y plantilla para que este producto esté presente en todos los hogares. Quizá las razones históricas y naturales ya no tengan ningún sentido a la hora de centralizar el consumo solo en Navidad, pero las razones culturales siguen teniendo mucho peso.

 

Navidad es igual a turrón, y turrón es sinónimo de ambiente navideño, familia reunida en torno a una mesa y momentos inolvidables degustando un sabor exquisito, en cualquiera de las posibilidades del producto.

Delaviuda hoy